De acuerdo.
Está bien.
Pero...
¿y el amor?
Recuerda que eres hombre,
como Adán, como Eva.
También como David y Agustín.
Las cosas no importan,
importas tú.
¡Le importas!
Sí. A ti.
Porque tienes corazón,
grande y tierno.
Porque quieres y no puedes.
Porque quieres querer,
quieres amar.
Y eso basta.